miércoles, 4 de enero de 2017

¿Cómo saber si un niño está deshidratado?

Deshidratación de los niños
¿Cómo saber si un niño está deshidratado?

Aunque es mucho más frecuente que se den casos de deshidratación en verano debido al calor y la sequedad en el ambiente, también se producen bastantes casos en invierno pero a causa de otros motivos, evidentemente. La principal causa está relacionada con la bajada generalizada de temperaturas, lo que suele generar, sobre todo en los más pequeños, cuadros de catarro común o gripe. Es bien sabido que en estos casos es muy recomendable tomar grandes cantidades de agua no sólo porque es beneficioso para recuperarnos antes sino porque ayudamos a nuestros riñones a filtrar mejor todos los restos de medicamentos que normalmente se ingieren con estos cuadros clínicos.
No obstante, los niños pequeños y bebés suelen mostrarse reacios a beber, e incluso beben menos cantidad de la habitual cuando precisamente deberían hacer lo contrario. Los principales motivos son las bajas temperaturas que mitigan la sensación de querer beber por calor o sequedad y el dolor que suelen tener al tragar cualquier alimento debido a una inflamación en la garganta por mucosidad abundante.

Por eso debemos estar pendientes de los signos que muestran deshidratación en nuestros bebés:

-La boca está seca, labios secos y ausencia de babas.

-En los lactantes que tienen aún la fontanela abierta, cuando el niño se encuentra tumbado, la tienen más hundida, es un signo de que faltan líquidos en el cuerpo.

-Ojeras, por supuesto, si ha dormido mal, por ejemplo debido a la tos, es normal que tenga ojeras.

-El niño está decaído y pálido. Esto también puede ser debido a la fiebre. Tómele la temperatura para asegurarse.

-Si le apretamos ligeramente las uñas y soltamos el lecho de la uña queda pálido pero debe recuperar su color normal rápidamente, si tarda más de 3 segundos nos indica que el riego de sangre es escaso, esto ocurre en la deshidratación, pero también en otras ocasiones (fiebre y anemia).

-Menos cantidad de orina de la habitual.

-Sus lloros presentan pocas lágrimas.


Para evitarlo sólo existe el control por parte del adulto para incitarle a que beba agua. En el caso de que se presente diarrea debido a la enfermedad se puede seguir esta dieta astringente ya que la diarrea y los vómitos son grandes causantes de deshidratación:

-Evitar las grasas, que son alimentos irritantes para el estómago, como por ejemplo los fritos, la bollería, los embutidos o los quesos curados.

-Comer más veces al día pero menos cantidad en cada toma.

-No insistir en que el niño coma si tiene nauseas.

-Se pueden tomar sueros de rehidratación, en pequeñas cantidades y con gran frecuencia para que los toleren bien. No sirve solo agua y manzanillas pues no aportan las sales que se pierden con los vómitos.
En los últimos años los laboratorios han hecho un esfuerzo por adaptarse a los gustos de los niños y actualmente se venden en múltiples sabores y si se toman frescos mejoran su sabor (nunca fríos si hay irritación en la garganta).
Las bebidas que se recomiendan para después de hacer deporte no sirven, pueden incluso ser peligrosas, pues los suplementos que aportan no son los adecuados, ni se ajustan a las pérdidas que se producen por los vómitos, además, no están pensadas para los más pequeños.



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