jueves, 25 de agosto de 2016

Depresión postparto ¿cómo evitarla?

Depresión postparto

Es normal que después del parto, debido a los cambios hormonales y fisiológicos que supone el dar a luz, tengas cambios repentinos en el estado de ánimo, lo que hay que evitar es que ese cambio en tu cuerpo no provoque una depresión postparto

Puede que nos parezca algo del todo imposible el sentirse así después de la ilusión que tienes durante los nueve meses de gestación, pero recuerda que es una respuesta de tu cuerpo y que no puedes controlarla.

Lo primero que debemos hacer es tener una cierta preparación para el parto acudiendo a cursos de apoyo y de preparación al parto lo que ayudará a autodiagnosticar tu estado de ánimo y a sentirse arropada por una comunidad que está pasando por las mismas fases que tú, conociendo los cambios que se producen en tu cuerpo y las posibles reacciones.

Una vez que tu hijo ya ha nacido es muy importante que descanses todo lo posible porque es bien sabido que cualquier persona puede verse seriamente afectada psicológicamente hablando, ante la privación del sueño. Para ello descansa cuando el bebé esté durmiendo, al principio será la única forma de dormir. Si ves que ya no puedes más no lo dudes y pide ayuda en tu entorno. Tu hijo agradecerá que estés descansada. Es más, si das el pecho, tu leche será de mayor calidad y tendrás más cantidad.

También debes cuidar la alimentación, no sólo para dormir mejor, ni para que la leche sea mejor para tu bebé, sino que físicamente, recuperarás la forma antes, lo que sin duda te hará sentir mejor física y psicológicamente.

De nuevo puedes acudir a los grupos de apoyo, en este caso de apoyo a la lactancia, que muchas veces son continuación del grupo de preparación al parto. Encontrarte en un entorno familiar y protegido, pudiendo resolver todas tus inquietudes, te hará sentirte más segura lo que reforzará tu estado de optimismo y de seguridad en que lo que estás haciendo está todo bien y lo que no, pronto lo solucionarás.

Hay que tener en cuenta de que, sobre todo al principio, es prácticamente imposible llegar a todo. Para evitar sentirte agobiada ante esa sensación de no tener todo bajo control, debes establecer prioridades, facilitándote objetivos secundarios de sencilla ejecución, obteniendo buenos resultados y la sensación de recompensa. Los objetivos más importantes que debes tener siempre en mente son el bienestar de tu bebé sin olvidar el tuyo, lo demás puede esperar.

Debemos reservar un tiempo para el relax de la madre, que desconecte y haga las actividades a las que siempre le ha gustado dedicar su tiempo. Dedicar este tiempo ayuda a conectar con nuestra anterior vida, lo que nos conduce a recordar quienes somos realmente ante tantos cambios. A veces hay tanta diferencia con nuestra anterior vida que podemos olvidar en parte quiénes somos, lo que puede provocar sin duda pequeñas crisis.

Es muy conveniente hacer ejercicio, siempre aeróbico, muy suave, con el objetivo simplemente de desconectar y de dejar que nuestro cuerpo libere las beneficiosas endorfinas que ayudarán a equilibrar tu mente. Nada de pretender quemar grasas ni de recuperar a marchas forzadas la figura que teníamos antes del embarazo.

No tenemos que hacerlo todo nosotros, podemos pedir ayuda, de hecho es muy recomendable delegar y permitir que ciertas funciones las realicen familiares o amigos. Lo mejor es que estas personas se ocupen del bebé y tu hagas otros recados que tengas pendientes mientras tanto. Esto te ayudará a desconectar más.

Olvídate de ser perfeccionista, es casi imposible hacerlo todo uno mismo y bien, a la primera. Es normal, tenemos que aprender a ser padres y por ello cometeremos errores, es inevitable e irreal pensar que lo podemos hacer perfecto. Lo que hay que tener en mente es que los errores sean lo más pequeños posibles, pero teniendo en cuenta que equivocarnos nos vamos a equivocar seguro. Si pensamos que este proceso es el habitual y que todos los padres pasan por él, evitaremos muchos problemas psicológicos.

Por último, no debes culpabilizarte si en ese momento, por la razón que sea, no te sientes plenamente feliz, no hay que pensar que es la mejor etapa de tu vida, ¿quién ha dicho que tenga que ser así? Comprobarás que tener un hijo es muy duro y requiere de un tiempo de adaptación a la nueva situación, sobre todo al principio por diversos motivos, como el que requiere mucha más atención que durante el resto de su vida, lo que puede provocar mucha tensión, y esto es muy natural, no pasa nada si nos irrita, lo importante es sobreponerse. Por ello es muy reconfortante verificar que lo mejor está aún por llegar, no debes tener prisa por aprovechar el tiempo con él, tenéis toda una vida para disfrutar el uno del otro.

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