El
bebé dispone de pocas herramientas para hacerse entender y conseguir
lo que quiere. De recién nacidos y mientras aún no saben hablar
casi la única forma que tienen de comunicarse es a través del
llanto.
El llanto puede
indica que necesita ser atendido porque o tiene hambre, sueño, dolor
de algún tipo, porque siente miedo o angustia, porque está
enfadado, porque tiene calor o frío, porque le molesta algo del
entorno como la luz o los sonidos fuertes, porque tiene el pañal
sucio... Aunque estos son los principales motivos existen más y
puede ser difícil saber qué es lo que precisa con tanta urgencia.
Existen una serie
de características que podemos observar para intentar localizar el
problema con la mayor rapidez posible, aunque siempre podremos optar
por prueba y error hasta encontrarlo.
Si siente miedo,
podremos observar una típica mirada que lo refleje, buscando con
desesperación auxilio y contacto con las personas con las que se
siente más seguro.
Cuando es cuestión
de hambre el llanto se suele presentar con largos gemidos, con un
típico EEEEEE, mostrando bastante movimiento.
Estando enfadado
también se puede identificar con cierta sencillez puesto que la
expresión facial se asemeja bastante a la de un adulto, rechazando
el contacto y la mirada, que suele dirigirse a un punto fijo en el
espacio.
En presencia de
dolor, cerrará los ojos con fuerza y habitualmente tocará o se
tapará la zona que le molesta. No abre los ojos para prestar
atención a los cuidados que le queremos dar.
Si el llanto viene
provocado por una situación en la que siente angustia porque ya no
le cogen en brazos o deja de sentir la presencia de alguien, suele
ser muy intenso, repentino y con sensación de desasosiego. Es una
forma de expresar soledad.
Cuando es más
mayor, de unos 2 a 3 años, tendrá un horario ya más o menos fijado
y se puede presentar el llanto que expresa cansancio. Típicamente
aparece cuando no han podido hacer la siesta o no han podido
descansar lo suficiente. Se presenta acompañado de muchas rabietas,
sin hacer caso a lo que se le dice y con cierta actitud desafiante.
No suele ser continuo, se distrae y a los poco minutos vuelve a
llorar por cualquier pequeñez. La mejor cura, que duerma, aunque te
diga que no quiere es lo que mejor le va a venir y entre el cansancio
que ya tenía y lo que cansa llorar, suelen dormirse con mucha
rapidez.
De todas formas no
te agobies, esto sólo es una guía y es muy probable que muchas veces
no sepas por qué está llorando tu bebé, incluso si ya es más
mayor, llorará muchas veces sin causa aparente. No desesperes en
esos casos, dales cariño, comprensión y recuerda que muchas veces
no tienen otro instrumento para hacerse entender.
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