Sin duda una de
las etapas más complicadas para el bebé es cuando empiezan a
salirle sus primeros dientes y por ello, surgen una variedad de mitos
que es conveniente desmentir y a su vez aportar algunos trucos que
suelen funcionar.
Un hecho que no
está demostrado científicamente a pesar de lo generalizado del
mito, es que los bebés generan más cantidad de baba durante esta
época puesto que es algo que no les pasa a todos los bebés. De
igual forma tampoco se ha podido relacionar la aparición de
irritaciones en el culito de nuestro bebé con la salida de los
primeros dientes, aunque si podría estar relacionado con tragar
mayor cantidad de baba. Ni siquiera resulta definitivo el dolor, que
muchos piensan que si nos pasara de mayores no lo podríamos ni
soportar, puesto que hay bebés que sin darse cuenta, una mañana, se
despiertan con un diente.
La aparición de
unas décimas de fiebre sin causa aparente también es algo muy
habitual en los bebés de entre 6 a 9 meses y no hay evidencia
científica que indique que hay más probabilidad de que sea por
culpa de los dientes.
Algo que si es
cierto es que los dientes cuando empujan para salir provocan una
necesidad de morder que alivia ligeramente la zona, por eso existen
los llamados mordedores, lo que a su vez ocasiona que se produzca más
saliva, de ahí que la creencia esté tan extendida, pero la saliva
aparece por estar mordisqueando todo el día, no porque los dientes
estén saliendo.
Es una pequeña
obsesión para muchos padres saber cuando le salen los primeros
dientes a su bebé, sin embargo, no hay una fecha aproximada, puesto
que hay niños que con 4 meses ya disponen de algún diente y otros
llegan al año sin ninguno. Lo importante es recordar que tanto si
salen pronto como tarde, no supone un problema de salud bucal. Como
siempre si te planteas dudas al respecto, consulta con tu pediatra.
El remedio más
extendido es darle a nuestro bebé cosas frías que se puedan meter
en la boca (cuidado que no se las pueda tragar) como enfriar los
mordedores, cucharas frías o toallitas bañadas en agua. Sin
embargo, no a todos les gusta esta sensación nueva de sentir frio en
la boca. Si es el caso, usa algo duro que pueda morder y que no esté
frio.
Como novedad, han
aparecido hace algunos años unos collares de ámbar que, por lo
visto, impregnan toda la zona alrededor del cuello del bebé con una
sustancia antiinflamatoria lo que haría disminuir la sensación de
dolor. No existe ninguna evidencia científicamente demostrada de su
eficacia, sin embargo, muchas familias si han notado la diferencia
entre usarlos o no. Lo más importante, si quiere probarlo, es tener
mucho cuidado con los estrangulamientos y con que el bebé no lo meta
en la boca, pues se podría soltar alguna cuenta provocando un
atragantamiento.
Sin duda, lo mejor
que puede hacer es armarse de paciencia, estar muy pendiente de su
bebé para tratar de calmarlo y darle muchos mimos, un día
comprobaremos con emoción como por fin, ya ha salido su primer
dientecito.
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